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El faro de la nación

LA EDITORIAL PRESBITERIANA DE MÉXICO Y LA BÚSQUEDA DE LA IDENTIDAD NACIONAL


RESUMEN

El estudio de la editorial evangélica presbiteriana en México contribuye a la historia cultural-política del protestantismo en América Latina, dado que la historiografía, en su mayoría, se ha centrado en la función política de sus periódicos. En este artículo nos proponemos un abordaje de largo aliento y descentrada de la prensa para analizar cómo los presbiterianos, en tanto agentes culturales, se plantearon la búsqueda de una identidad nacional durante gran parte del siglo XX. En este sentido, con fuentes procedentes de México y Estados Unidos de América, como los catálogos de libros, periódicos, reportes de la misión estadounidense y entrevistas, examinaremos las prácticas editoriales y analizaremos los impresos presbiterianos como artefactos culturales. De esta manera, planteamos una lectura histórica sobre la deriva contemporánea del presbiterianismo en México y sus distintas formas de representación de la nación y la nacionalidad.




INTRODUCCIÓN

La página impresa ha sido un elemento central de la trayectoria del presbiterianismo en México desde su arribo a finales del siglo XIX. Una historia sociocultural de estos grupos religiosos requiere analizar dichos artefactos culturales para dar cuenta de las redes de sentido y relación que movilizaron al interior y hacia el exterior de las iglesias. Folletos, periódicos, revistas y libros sirvieron a misioneros, ministros ordenados y laicos en la tarea de expresar ideas propias (en sintonía o tensión con la institución eclesial), sentar posiciones ideológicas y doctrinales, reproducir tradiciones del mundo anglosajón o distanciarse críticamente de las mismas. Las investigaciones precedentes han analizado contenidos de la prensa presbiteriana en torno a la comprensión de la modernidad a finales del siglo XIX (Barrios & Chiquete, 2022), a las críticas que promovieron frente al catolicismo (Barraza, 2020; Camarillo, 2019; Villaneda, 1995) y a las posturas evidenciadas en los procesos político-religiosos del Porfiriato (Mendoza, 2022; Ortega, 2011; Corpus, 2006), del periodo revolucionario (May, 2018) y posrevolucionario (Mendoza, 2018).

Como se puede observar, la producción historiográfica sobre la cultura impresa de los presbiterianos en el país se ha centrado en sus periódicos. Trabajos que, mayoritariamente, analizan las publicaciones en función del campo político, avanzando muy poco en las lógicas propias del campo religioso y cultural. El periodo privilegiado ha sido el tránsito entre el siglo XIX y el XX, quedando un importante vacío para años posteriores. Asimismo, estos estudios se centran en las pugnas por el carácter laico/confesional de la nación mexicanas enfatizando las posiciones políticas de los protestantes. No obstante, una mirada de largo aliento y descentrada de la prensa –como único artefacto cultural digno de ser analizado en la disciplina histórica– contribuye a conocer otros aspectos del trasegar del presbiterianismo y su autorrepresentación social. En dicha línea, proponemos como problema de investigación la búsqueda de una identidad nacional por parte de los agentes culturales presbiterianos. El objeto de estudio son los proyectos editoriales presbiterianos desarrollados al interior de su principal casa de publicaciones: Ediciones El Faro. Las unidades de análisis son la revista El Faro, El Mundo Cristiano y una selección de los catálogos de libros producidos por la casa editorial en diferentes etapas de su devenir durante gran parte del siglo XX.  

El presente texto contribuye a dos campos disciplinares poco vinculados hasta ahora en México: la historia cultural-política del protestantismo y la historia del libro y la edición. Las aproximaciones existentes corresponden a trabajos históricos de corte institucional sobre editoriales evangélicas (Trejo, 2020; Poe, 2004), los cuales aportan datos sobre producción, directores y administración; pero que no se vinculan a la comprensión de la construcción de lo nacional en dichas minorías religiosas. Desde una mirada hispanoamericana, en Argentina se han desarrollado investigaciones en clave antropológica sobre los circuitos productivos de la literatura religiosa evangélica (De la Cruz, 2021; Espinosa, 2013; Algranti, 2013a). En perspectiva histórica, hallamos el trabajo transnacional (México-Argentina) de Gaona (2023) y las contribuciones de Brugaletta (2019) y Gaona (2022) en Argentina. Sobre el presbiterianismo encontramos trabajos orientados al análisis de sus prácticas editoriales, desde la historia intelectual en Colombia (Zambrano & Gaona, 2023; Gaona, 2018a, 2018b).

En la línea disciplinar señalada, sostenemos que Ediciones El Faro se insertó directa e indirectamente en el problema de la identidad nacional al interior del mundo presbiteriano. Para Castro-Gómez & Restrepo (2008), la representación de la nación se ha constituido en un terreno de lucha por parte de distintas fuerzas sociales que buscan definir la forma en la cual los individuos le deben dar un sentido particular al “nosotros” en tanto fórmula aglutinante de la ciudadanía. En dicha línea, la construcción de formas de nacionalidad, desde un fundamento religioso, evoca el estudio de las llamadas comunidades imaginadas de Benedict Anderson, que fueron impulsadas desde el capitalismo de imprenta (Anderson, 1993). Si bien, en el siglo XX las comunidades religiosas se muestran eclipsadas a causa de la pérdida relativa de la hegemonía del lenguaje sagrado, éstas no han dejado de ser una alternativa identitaria para grupos sociales que no se ven reflejados en los ideales nacionales hegemónicos. Grupos religiosos, como los presbiterianos, han construido sus propias imaginerías, símbolos y estrategias para consolidar sus lealtades frente al Estado-nación y/o defender sus propias prerrogativas. Así que los órdenes materiales y simbólicos de la cultura impresa presbiteriana se constituyen en una arista significativa para comprender sus procesos de nacionalización, más allá de la búsqueda de su independencia financiera respecto a las agencias misioneras del Norte Global (Gaona, 2018c).

Los circuitos de comunicación de los objetos impresos producidos y difundidos por Ediciones el Faro se insertaron en varios procesos internos del presbiterianismo vinculados al contexto histórico nacional e internacional (Darnton, 2008) enmarcadas por factores sociales externos, como las pugnas históricas en el proceso de la formación del Estado-Nación y por la instauración de un determinado modelo de laicidad en tensión o sintonía con ideales laicistas, irreligiosos y/o anticlericales,[1] al igual que por los cambios dentro del consumo cultural y el campo religioso.

Nos insertamos en dos líneas metodológicas: 1) el examen de las prácticas editoriales de quienes estuvieron vinculados a la revista El Faro y a los libros editados o comercializados a partir del problema weberiano de la “vocación”, concepto que tiene un potencial heurístico para comprender la transferencia de las funciones simbólicas religiosas a la esfera pública nacional (Sorá, 2020); 2) el análisis de impresos presbiterianos como artefactos culturales marcados espiritualmente y con capacidad de articular redes de sentido práctico (Algranti, 2013b; Mackenzie, 2005). El abordaje del formato libro es distinto al desarrollado para periódicos y revistas. En tanto que la prensa genera opinión pública enfocándose en las coyunturas sociopolíticas y las revistas promueven vanguardias intelectuales/estéticas, reproduciendo o cuestionando tradiciones de variada índole; los libros se sitúan en la consagración de temas, autores y formas de pensamiento políticas, religiosas y artísticas (Tarcus, 2020). Consecuentemente la exploración de catálogos editoriales y de librería requiere de una observación de mediana duración para identificar desplazamientos en los horizontes de expectativa de los productores culturales en cuanto al tipo de lectura deseada y a sus posicionamientos sociales (Costa & Garone, 2020; Chartier, 1992). En tal sentido, nos enfocamos en construir umbrales de diferenciación en sus prácticas editoriales y en la comprensión que sus principales agentes tuvieron de lo nacional en momentos específicos de la historia mexicana del siglo XX.

Los archivos consultados corresponden a instituciones presbiterianas mexicanas y de Estados Unidos. En Ciudad de México se encuentra la biblioteca del Seminario Teológico Presbiteriano de México y el archivo de Ediciones El Faro. Asimismo, los primeros números de El Faro se consultaron en la Hemeroteca Digital de México y en la biblioteca del Seminario. Esta consulta se apoyó sustancialmente en el fondo documental de la misión en México de la Presbyterian Historical Society de Filadelfia, Pensilvania. Trabajar con las fuentes de ambos países permitieron constratar la visión sobre los temas abordados tanto de los misioneros estadounidenses como de agentes locales. De igual manera, la búsqueda documental se complementó con un trabajo en el Archivo Histórico de la Iglesia Metodista de México, la cual contiene un fondo sobre la Casa Unida de Publicaciones, editorial interdenominacional en la que los presbiterianos han tenido participación económica, administrativa y editorial. La indagación en los acervos de ambas denominaciones posibilitó contrastar sus posiciones respecto a temas como los objetivos del ministerio de los impresos, la participación de los evangélicos en la política nacional y la doctrina. En el análisis se integraron entrevistas a dos editores presbiterianos, cuyas perspectivas del espacio editorial presbiteriano en los años ochenta nos permitió encuadrar mejor la lectura de las fuentes escritas sobre dicho periodo.

 

1. SEMBLANZA DE EDICIONES EL FARO

La aparición de Publicaciones El Faro fue impulsada por el misionero Joseph M. Greene, quien sería el primer director del periódico nombrado homónimamente y publicado por primera vez el 1° de enero de 1885. En aquel año, ya se contaba con su propia imprenta de doble cilindro o prensa rotativa, la cual todavía en 1914 producía las revistas presbiterianas. Por asuntos legales, el proyecto se registró como una imprenta comercial, denominada “Tipografía El Faro”, ubicándose en la calle de Héroes 83 de la Ciudad de México (INP, s.f., p. 45). Su fundación coincidió con un periodo de expansión del mercado impreso y editorial en la Ciudad de México.[2] Asimismo, el libro católico experimentó un impulso considerable con la fundación de la Librería Religiosa por parte de los hermanos Leoncio y Guillermo. Durante el periodo crecieron editoriales-librerías protestantes como la Casa Metodista de Publicaciones y la Casa Bautista de Publicaciones. El financiamiento de estas empresas se desarrolló a través de aportes de juntas misioneras para gastos de imprenta; donaciones del exterior, maquinaria, utilería, tinta o papel; ingresos por ventas y servicios realizados a privados o a dependencias públicas. En el periodo 1869-1914, los agentes mexicanos y los misioneros establecieron una relación de mutuo beneficio. Los primeros aportaron un capital social acumulado en años de disidencia religioso-política; los segundos facilitaron parte de la base económica.

En este contexto productivo, en 1909, la Casa Presbiteriana de Publicaciones ofrecía un catálogo editorial y de librería centrado en libros devocionales, inspiracionales y litúrgicos (El Faro, 1909, pp. 781-782). Varios de estos títulos fueron reeditados durante el siglo XX, señalando una continuidad en el vector espiritual-interno del mundo presbiteriano. Se privilegió la reproducción y apropiación de la tradición doctrinal-eclesial reformada como fundamento de la identidad presbiteriana mexicana. De manera que obras como las diversas traducciones de la Confesión, el Catecismo Mayor y el Catecismo Menor de Westminster, símbolos de fe del presbiterianismo en el mundo, han sido nodales en el catálogo histórico. Textos acompañados por catecismos reformados, documentos administrativos e himnarios, los cuales se han mantenido ininterrumpidamente en la oferta librera hasta el presente. Otra constante histórica ha sido el carácter masculino de los agentes vinculados como directores de la empresa, los cuales han sido exclusivamente hombres (Cf. Anexo 1). De las 18 personas que asumieron el cargo, entre 1885 y 1992, solamente los tres primeros fueron misioneros estadounidenses. Desde 1912, con la salida de los anglosajones en medio de la campaña antiestadounidense, han sido nacionales quienes han llevado la dirección.

 

Imagen 1. Dibujo de la fachada de la Tipografía El Faro (1909)

Fuente: Mexico Series, 1909, p. 1.

 

El Staff de administradores también ha sido eminentemente masculino y desde 1897 compuesto en su totalidad por agentes mexicanos (Cf. Anexo 2). No obstante, resalta la figura de Virginia Arellano de Álvarez, quien desempeñó el cargo entre 1935 y 1946, siendo la única mujer en el siglo XX. El trabajo de Arellano fue elogiado por el Consejo Administrativo de la Casa de Publicaciones. Bajo su gestión se centralizó la tesorería y la administración, lo que permitió una mayor organización de la institución y mayores patrocinios económicos a través de los viajes de la administradora por Estados Unidos y las redes de cooperación que fortaleció en el medio presbiteriano anglosajón obteniendo derechos para la traducción de diversos títulos (PHS, Arellano, 1943). En su periodo inició el proyecto para la construcción del edificio de la empresa editorial, el cual se concretaría en los años siguientes.

La Casa Presbiteriana de Publicaciones se constituyó como Sociedad Anónima el 18 de diciembre de 1961. La fecha de iniciación de las nuevas operaciones fue el primero de agosto de 1962 en la calle de Abasolo No. 39 en la Colonia del Carmen en Coyoacán, México D.F. Antes de dicha fecha, las oficinas se encontraban en la misma colonia en la calle de Allende en la casa de Ezequiel Lango Umalla (administrador entre 1953 y 1962). El nuevo Consejo de Administración fue constituido como Sociedad Anónima contando con un administrador cuya función se extendía por dos períodos de la Asamblea General de la Iglesia Presbiteriana de México, siendo esta la instancia rectora del proyecto editorial. En el periodo 1962-1972, las misiones extranjeras disminuyeron sus aportes en 10% anual, hasta que se llegó al acuerdo de que los estadounidenses salieran de México. Los presbiterianos mexicanos se proyectaron en su mayoría a la evangelización, lo cual no coincidía con la visión misionera más orientada por el Evangelio Social (INP, s.f., p. 8).

Aun cuando la línea editorial de Ediciones El Faro se mantuvo relativamente estable en el siglo XX, primando el vector espiritual-interno frente al social-externo; a través de este largo periodo se identifican diversos momentos de debate por la definición de lo nacional en los catálogos de libros y en los contenidos de El Faro. En las primeras décadas se evidencia una nota patriótica en dicha revista en sintonía con las políticas de modernización material del Porfiriato, aunque manifestando preocupación por el limitado ejercicio democrático en el régimen. De ahí que tímidamente apoyaron las consignas revolucionarias como expresión de un anhelo social y moral de apertura de la democracia. Al igual que la prensa metodista, los periodistas presbiterianos abogaban por las instituciones y las libertades como definición de lo nacional (Ortega, 2011, p. 109). Los redactores entendían su patriotismo en términos de la moralización y de la “ilustración” de población. El título de la publicación, si bien tenía un trasfondo bíblico-denominacional, tenía connotaciones iluministas manifiestas en la lucha contra el “oscurantismo”, el fomento de la templanza y la erradicación del analfabetismo. Sin embargo, tanto factores internos como externos al protestantismo mexicano llevaron a una reconfiguración del proyecto editorial presbiteriano. Por una parte, la política cultural nacionalista emergida de la Revolución Mexicana generó nuevas coordenadas simbólicas en la búsqueda de la identidad nacional para todos los grupos sociales presentes en el país. Por otra, la estrategia de las misiones estadounidenses se insertó en un proyecto panamericano cristalizado en la fundación del Comité de Cooperación en la América Latina (CCLA), con sede en Nueva York; organización que desde sus primeras reuniones en Cincinnati (1914) y Panamá (1916) abogó por la unificación de la estrategia editorial protestante.

 


[1] El término “laicidad” remite al establecimiento de un régimen de convivencia social, cuyas instituciones políticas no están legitimadas por lo sagrado o las instituciones religiosas, sino por la soberanía popular. Para Blancarte (2008) , la laicidad es un proceso histórico de matriz liberal orientado al respeto por la libertad de conciencia, el pluralismo confesional y el reconocimiento de las diversidades. No debe confundirse con el “laicismo”, que es la actitud combativa para alcanzar o perpetuar ese estado de cosas. Tampoco con el “anticlericalismo” como posición contraria a la institución eclesial y una marcada hostilidad hacia el clero; ni con  “irreligiosidad”, entendida como un ideal práctico de destrucción o desarraigo de la religión en la sociedad.

[2] Desde 1890, la ampliación del sistema educativo promovió un auge en la publicación y circulación de títulos variados: filosofía, historia, literatura, arte y ciencia, los cuales se editaban en México, Estados Unidos y Europa. A inicios del siglo XX, la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes impulsó la edición y comercialización de textos escolares. En los catálogos de editoriales e imprentas como la Librería de la Vda. de Bouret, la Appleton & Cía., y múltiples de ascendencia española (Botas, Ballescá, Murguía, Porrúa) se promovió la educación secular y el modernismo literario (Brito, 2012).



Sobre los autores:


Juan Carlos Gaona Poveda*

Doctor en Historia por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Unidad Peninsular, México. Magíster en Historia de la Universidad del Valle, Cali, Colombia. Teólogo de la Fundación Universitaria Bautista, Cali. Licenciado en Psicología y Pedagogía por la Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá. Docente de la Fundación Universitaria Bautista. Sus temas de investigación comprenden historia transnacional del libro, la edición y la lectura en el siglo XX; historia cultural y política del mundo evangélico y la Didáctica de las Ciencias Sociales.


Ezer Roboam May May**

Doctorando en Historia por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Unidad Peninsular, México. Maestro en Historia por el CIESAS-Peninsular. Licenciado en Antropología Social por la Facultad de Ciencias antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán, México. Sus líneas de investigación son las ciencias sociales de la religión y las creencias, especialmente del protestantismo y el budismo; y la historia pública de los pueblos mayas.

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