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Desamparado para redimirnos

La muerte de Jesús en la cruz nos muestra el amor y la misericordia de Dios, así como la profundidad del pecado humano y la necesidad de un Salvador. En la cruz, Jesús cargó con nuestros pecados y nos reconcilió con el Padre.

Allá en la cruz, el Hijo de Dios exclamó soledad, agonía y tormento: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" – (Leer Mateo 27:39-47)

He ahí el juicio Divino tomando la vida del Hijo encarnado como sustitución de los redimidos.

“¿Por qué me has abandonado?” Es la pregunta que hizo Cristo en la cruz para que los redimidos no tuvieran que repetirla nunca más.

 

Consideremos algunos aspectos del sacrificio sustitutorio de Jesucristo.

 

❶ Fue menospreciado y humillado por el mundo

Además de que Jesús se encontraba en la peor situación imaginable, la multitud a su alrededor se burlaba y se mofaba de él. En su incredulidad, le pedían que se bajara de la cruz y demostrara su poder. Sin embargo, Jesús estaba allí para demostrar su amor y su poder a través del sacrificio en la cruz.

 

Despreciado y desechado… varón de dolores… fue menospreciado, y no lo estimamos.  (Isa 53:3)

 

Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. (Isa 53:7)

 

❷ Fue angustiado y abandonado por el Padre

En este momento, Jesús experimentó la soledad más profunda al sentir el abandono de su Padre. En medio de su dolor, clamó al Padre, pero no recibió respuesta.

Jesús se identificó con nuestra humanidad y experimentó el sufrimiento y la separación que nosotros merecíamos.

 

…se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús… para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. (Hech.4:27-28)

 

 

❸ Fue maldito en intercambio por amor

A pesar de la angustia y la soledad, Jesús entregó su espíritu en las manos del Padre. Su muerte no fue en vano, sino que tuvo un propósito divino: llevar la salvación a la humanidad perdida. Jesús fue obediente hasta la muerte y nos mostró el amor y la misericordia de Dios al ser nuestro sustituto Redentor.

 

Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, SINO PARA SERVIR, y para dar su vida en rescate por muchos. (Mar 10:45)




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